miércoles, 18 de diciembre de 2013

Sin reservas y sin complejos




El otro día, al terminar la entrada sobre Treme, me di cuenta de que no había mencionado el peso que las tramas de Jeanette Dessautel tiene en la serie. Es uno de los personajes más entrañables de la serie y sus aventuras y desventuras en el mundillo de la restauración de alto nivel es otra de esas cosas que solo una serie como la de David Simon podía reflejar con tanto cariño y tanta verosimilitud. Y esa autenticidad se debe en gran medida a que el señor Simon ha conseguido la colaboración de una persona que conoce bien ese microcosmos, Anthony Bourdain, que firma el guion de algunos episodios.


No obstante, Bourdain es sobre todo conocido por su serie de documentales sobre viajes y gastronomía, No Reservations, en Travel Channel. En ellos, este mediático cocinero y escritor dedica cada episodio a una ciudad, región o país a través de los cinco continentes, ofreciéndonos una pequeña muestra de su cultura gastronómica.




La temática es apasionante y no en vano ha dado para ocho temporadas, varios especiales y una nueva serie titulada Parts Unknown. Y sin embargo, a pesar de que aúna dos de los temas que más atractivos pueden resultarnos a cualquiera, a mí no me termina de convencer. 


Al principio creía que la primera temporada era de exploración. Bourdain intenta encontrar el tono y en muchas ocasiones el guion que tienen preparado no da el suficiente juego como para hacer del episodio algo interesante, así que lo aliñan con, ¿cómo lo diría? ¿“Teatrillo”? ¿Idas de olla? Digamos que son meros minutos de relleno. 
A partir de la segunda temporada procuran reducir el protagonismo de Bourdain y se centran más en los propios destinos y lo que pueden ofrecer en términos no solo de gastronomía, sino también de la vida más o menos cotidiana... La estructura típica de este tipo de episodio sería: Anthony llega al destino y algún personaje local le lleva a un par de restaurantes populares y más tradicionales; si ha lugar, después muestra la cocina de autor y, finalmente, participa en alguna comida de corte familiar. Estos son los episodios que atrapan, hasta que vuelven a las andadas y se les olvida que lo interesante no es ver a Anthony ofreciéndonos sus supuestas perlas de sabiduría, sino descubrir el destino a donde nos ha llevado esa vez.





Así, pese a que soy público cautivo de este tipo de documentales, no acaba de gustarme No Reservations y más o menos me he quedado estancada en la quinta temporada. Si el destino es relativamente exótico (olvidaos de casi cualquier destino en Estados Unidos o Europa) o da juego (los episodios sobre Líbano, Laos o Haití, por ejemplo, son brutales), el programa puede ser la mar de entretenido, pero en demasiadas ocasiones el personaje se come al programa. El ego de Bourdain podría dar sombra a un país entero y cuando hace el mismo chiste sobre los vegetarianos por quincuagésima vez, terminas por cogerle un poco de manía. Claro que es importante que en un programa así no esconda su personalidad, pero en ocasiones resulta molesto. Además, a pesar de ser de los que presume de no ser un turista, en más de una ocasión termina cayendo en los tópicos que tanto detesta y se queda en lo más superficial, sin llegar a profundizar en la cultura que quiere mostrarnos... 


Y es una pena, porque la combinación de presentador carismático y viajes gastronómicos normalmente me encanta, como sucede en muchos otros casos. Así que, por el momento, una servidora deja aparcado a Anthony... De todas formas, parece que estoy sola en esto, visto que tanto la popularidad como los premios le acompañan. Si le dais una oportunidad a la serie, ya me diréis si a vosotros sí que os convence.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Dudas, comentarios, sugerencias? Tu opinión siempre es bienvenida.